Fue hace ya diez años que recibí, de parte de Karyna Martínez y Pablo Guisa Koestinger—productora ejecutiva y director, respectivamente—, la invitación para formar parte del equipo de MÓRBIDO, Festival internacional de Cine Fantástico y de Terror, una oportunidad que le debo no sólo a la fantástica amistad que me une con ellos, sino también al amor que todos en el festival profesamos hacia el cine de género, y al horror en particular.
Hoy MÓRBIDO llega a su octava edición, y me enorgullece seguir perteneciendo a la familia del festival, y estar aquí para saludar a viejos amigos, para hacer algunos nuevos y, sí, para ver cine, cine y más cine—esa frase se la robo, claro, a mis amigos de CinemaNET, que recién entrevistaron a Pablo Guisa para el podcast—. Este año, el festival incluye en su programación cintas como Baskin, de Can Evrenol, We Are Still Here de Ted Geoghegan y la comedia de horror Cooties, de Jonathan Milott y Cary Murnion, que están ya en las listas de lo mejor del año de más de un crítico especializado, y otras ya favoritas del público como Turbo Kid ( François Simard, Anouk Whissell y Yoann-Karl Whissell) o la divertidísima Deathgasm (Jason Lei Howden).
Entre las representantes del cine latinoamericano tenemos Scherzo Diabólico, de Adrián García Bogliano—el director consentido del festival—y Los Parecidos, de Isaac Ezban, que presentó aquí el año pasado su ópera prima, El Incidente (2014), además del debut como director de largometrajes de Lex Ortega, Atroz—Lex es el primer culpable de la antología México Bárbaro (2014), que se proyectó también en Mórbido el año pasado—. Y si a todo esto le agregamos la presencia de directores consagrados como Joe Dante—quien presenta Gremlins (1984) en función al aire libre—, el Master of Horror Mick Garris (Critters 2 [1988]; Sleepwalkers [1992]; Riding the Bullet [2004]), o Bernard Rose, responsable de cintas ya legendarias como Candyman (1992) o Paperhouse (1988) y quien estrena su versión de Frankenstein en el festival, pues no queda más que someterse a la generosa oferta de crueles vejaciones fílmicas que MÓRBIDO viene ofreciendo desde hace ya ocho largos años.
Y la verdad es que yo no podría estar más contento. A MÓRBIDO le debo no sólo el conocer y haber tratado a cineastas admirados y muy queridos como Richard Stanley y Carles Torrens, Tim Luna, Romain Basset, Sergio Blasco o por supuesto Adrián García Bogliano—por no hablar de Jaume Balagueró, Nacho Vigalondo y tantos otros que he tenido la oportunidad de entrevistar aquí—, sino también vivir el cine de horror ya no sólo como aficionado o como periodista nada más, sino un poquito más de cerca, en las entrañas mismas… En carne viva, pues.
Así que, ¡larga vida a MÓRBIDO, Festival Internacional de Cine Fantástico y de Terror! Y ahora a ver películas, que a eso vinimos…
—Antonio Camarillo